El Fiasco del Primer Día de Sara - Episodio 1
by Phyllis Korkki
Mamá, creo que debo renunciar a mi trabajo.
¿Qué? ¿Por qué? ¡Es tu primer día!
¡¡Me tiré un pedo!!
¡Ay, no!
Ni siquiera le diré a nadie que voy a renunciar.
Solo voy a irme ahora mismo sin despedirme.
Es broma, ¿no?
Sé que parece broma.
Pero no, me muero de vergüenza.
¿Cómo me pasó esto?
Cálmate, Sara.
No dejes tu trabajo.
Dime qué pasó.
Primero que nada, ¿dónde cometiste... "el crimen"?
Aquí en mi cubículo.
Bueno, eso es bueno.
¿Por qué?
Porque la gente quizá no sepa de dónde vino.
No, mamá. Todos saben que fui yo.
Dos de mis compañeros caminaban hacia mi cubículo cuando sucedió.
Y había otra persona importante con ellos...
¿Quién era?
¡Mi nueva jefa!
Dios mío, no puedo ni pensarlo 😳
Pero, Sara, ¿estás segura de que lo oyeron?
Y si lo hicieron, ¿estás segura de que sabían lo que era?
Tal vez pensaron que era un ruido de tu silla.
Mamá, no fue un ruido de silla.
Fue más como una bomba.
Todos empezaron a reírse en cuanto lo oyeron.
Pero Sara, ¿estás segura de que se estaban riendo de eso?
¡Sí! Y sé que estaban viniendo a presentarse...
Pero luego del "accidente", todos se volvieron rápido a sus escritorios.
Creo que les dio vergüenza ajena.
¿Qué cenaste anoche?
Una ensalada enorme con brócoli, frijoles, repollo y chiles picantes.
Bueno, ahí está la razón por la que sucedió.
Mejor hubieras comido una pechuga de pollo...
Si no querías que te sucediera eso en tu primer día de trabajo.
Y podrías haber tomado un antiflatulento.
¡Mamá, no estaba pensando en eso mi primer día!
Me importaba más mostrar mi inteligencia.
Anoche estudié todos mis materiales de investigación sobre la empresa.
Bien pensado.
Y me preocupé por verme lo mejor posible.
Deberías ver lo que llevo puesto.
Llevo una camisa blanca bien planchada, una falda negra recta y unos tacones negros nuevos.
Apuesto a que te ves de maravilla.
¡Pero no te infles demasiado!
¡¡¡Mamá!!!
Lo siento, no pude contenerme.
Está bien, me hiciste reír.
No me había reído desde que sucedió todo esto.
Pero en serio, me veo súper elegante y corporativa.
Como alguien que subirá al tope en un par de años.
¡Pero ahora nunca seré la CEO de esta empresa porque se me escapó uno!
Sara, yo igual creo que te vas para arriba...
Como pedo de buzo.
¡Mamá!
Incluso los CEO se pedan, ¿sabes?
Debajo de esas prendas bien confeccionadas también tienen gas en los intestinos.
Como médica, puedo decirte que los pedos son completamente normales.
Todos pasamos gas de 10 a 20 veces al día, ¿lo sabías?
Qué información fascinante, mamá.
Mientras yo estoy aquí escondida en mi cubículo.
Todos tus compañeros se pedan.
Probablemente todos ya lo hayan hecho algunas veces hoy.
Sí, pero no en público como yo.
Esa es la gran diferencia.
Estoy segura de que la ansiedad de comenzar un nuevo trabajo contribuyó a lo que sucedió.
Normalmente no te pedas en público de esa manera.
Bueno, mis colegas eso no lo saben.
¡Probablemente piensan que voy a hacer esto todos los días!
Es por eso que me voy ahora mismo.
Sara, ¡no puedes renunciar a tu trabajo en el primer día solo porque te tiraste un pedo!
¿No te das cuenta de lo ridículo que sería eso?
Lo sé, Mamá, pero ahora, mientras trabaje aquí...
Seré conocida como la chica que se tiró un pedo en su primer día de trabajo.
¡Nunca lo olvidarán!
Solo quédate en tu cubículo, Sara.
No te vayas.
¿Lo prometes?
Podemos superar esto juntas.
¡Ay, no!
¿Qué?
Mi jefa viene hacia aquí. ¡Ya vuelvo!
¡Buena suerte!
La nueva jefa de Sara, Angela, entra al cubículo de Sara.
Sara, ¿podrías venir a mi oficina un momento?
Sara sigue a Ángela a su oficina, con la cara roja como un tomate.
Angela cierra la puerta y toma asiento detrás de su escritorio.
Por favor, siéntate, Sara.
Quería darte la bienvenida a la empresa.
Recibimos cientos de solicitudes para este trabajo.
Y la tuya fue por lejos la más fuerte.
Es maravilloso saber eso. Gracias.
Hay una pausa
Pero hay algo de lo que necesito hablarte.
Siento que hay que despejar el aire...
Sara queda aún más colorada.
Lo siento tanto.
No quise...
Angela le lanza a Sara una mirada perpleja.
¿Qué quieres decir, Sara?
Soy yo la que debería estar disculpándose.
Ahora es Sara la que está perpleja.
¿Disculparse por qué?
Verifiqué el historial salarial de la persona que tenía el empleo antes que ti.
Empezó ganando 10 por ciento más que tú.
Y no estaba tan calificado como tú.
Los ojos de Sara se abren de par en par.
Es por eso que te daré un aumento del 15 por ciento, de inmediato.
¿En mi primer día?
En tu primer día.
Ya no era correcto que te contratáramos con un salario tan bajo.
Gracias, Angela.
Y yo que pensé...
¿Es eso un destello de humor que Sara ve en los ojos de Angela?
Está bastante segura de que es así.
¿Pensaste qué?
Eh, nada.
Muchas gracias.
Sara regresa a su oficina e inmediatamente envía un mensaje de texto a su madre.
Mamá, ¿adivina qué? ¡Me dieron un aumento!
Sara relata su conversación con Angela.
¡Qué noticias maravillosas!
¡Y pensar que casi renuncio!
No sabes, quizá ni si quiera te oyeron.
Estoy bastante segura de que sí oyeron.
Pero parece que van a pretender que nunca sucedió.
Que es exactamente cómo debería funcionar la sociedad educada.
Todos nos sentimos avergonzados y pensamos que es el fin del mundo cuando estas cosas nos suceden.
Pero la verdad es que les pasan a todos.
¿Y sabes por qué?
¿Por qué, Mamá?
Porque TODOS se tiran pedos.
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