En La Escena Del Crimen - Episodio 5
by Catherine Dale
Al parecer la camioneta y el vehículo todo terreno se dirigen a donde mismo.
Aurora sigue informándole por teléfono su ubicación a la policía.
Tia siente una punzada en el estómago cuando la camioneta sale de la carretera y avanza por un camino sin pavimentar.
Ella conduce más allá de la intersección, sin dejar de mirar al frente.
Entonces frena y da la vuelta por el carril contrario.
Puedes irte ahora.
Ellos no pueden ir a muchos lugares por ese camino.
La policía puede seguir su rastro desde aquí.
No quiero que nada malo te pase.
Y yo no quiero que te conviertas en un espíritu malvado.
Si tenemos que encontrar tu cuerpo y atrapar a esos malnacidos en la escena del crimen,
Eso es exactamente lo que vamos a hacer.
Así que no digas nada y déjame conducir.
Avanzan en silencio conforme el camino se hace más y más estrecho.
Finalmente, Tia le dice algo a Aurora.
Tal vez Kieran tenga razón. Quizás deberíamos regresar.
O esperar aquí hasta que llegue la policía.
Tia detiene el auto. Ella y Aurora tratan de ver lo que hay más adelante.
Alcanzan a distinguir una cabaña casi oculta por completo junto a una curva.
La camioneta está estacionada a un lado.
Retrocede.
Un hombre sale de entre el bosque justo de enfrente de la camioneta y sostiene una pistola en la mano.
¡Retrocede!
Tia pone el auto en reversa.
El hombre les apunta con el arma.
Él realiza tres disparos que impactan sobre el capó del auto y hacen que el motor se detenga.
Él hombre levanta más el arma y apunta hacia la cabina.
Luego avanza lentamente hacia ellas, su arma no se desvía de su objetivo.
Así que ustedes dos nos siguieron hasta aquí, ¿eh?.
Entonces, ¿por qué no entran y se ponen cómodas?
Sería muy descortés de su parte si se marcharan ahora.
Tia voltea a ver a Aurora, pero no hay nada que puedan hacer.
La pistola no deja de apuntarles.
Ellas se bajan del auto y el hombre le dirige una mirada lasciva a Tia.
¡Oye! ¡Mira nada más, preciosa!, no estás nada mal, ¡eh!
Creo que tú y yo vamos a pasar un buen rato juntos.
Él mueve el arma indicándoles que vayan hacia la cabaña.
Muy a su pesar, ellas comienzan a caminar.
Mientras avanzan, Aurora se acerca a Tia y la toma del brazo para susurrarle algo.
No menciones a la policía.
Ellos nos matarán de inmediato y escaparan si saben que la policía viene en camino.
Tia no parece estar segura.
Pero no se separa de Aurora mientras siguen caminando hacia la cabaña, con pasos muy lentos.
¡Apúrense! Si esta anciana decrepita no puede ir a tu paso, preciosa, podemos dejarla aquí.
Mientras dice eso, él le apunta a Aurora con la pistola.
Las dos mujeres caminan más rápido.
Cuando entran a la cabaña, ven a otros tres hombres que las están esperando.
Ustedes lleven a la anciana atrás, donde está el viejo.
Asegúrense de cavar más profundo esta vez.
Y de una vez entierren más al otro.
Luego pueden venir y tomar su turno con la chica después de que yo termine.
¡No le hagan daño!
¡La policía viene en camino! ¡Llamamos a la policía! Van a llegar en cualquier momento.
¡Deben dejarnos en paz!
¡Vaya! ¡Maldición! No me gusta que me apresuren.
Y no puedo dejar ningún testigo vivo.
Él le apunta a Tia con la pistola.
Su teléfono comienza a sonar como si gritara de nuevo, reproduciendo todos los tonos y toda la música al mismo tiempo.
El hombre se sobresalta, pero luego frunce el ceño y le vuelve a apuntar.
Las bombillas sobre sus cabezas estallan.
Él hombre gira de un lado a otro en busca de su enemigo.
Tia y Aurora corren a ocultarse detrás de un mostrador de madera.
Una silla vuela hacia al hombre, y luego otras sillas hacia los demás.
Los vidrios de las ventanas crujen al romperse.
Todos los objetos de la casa comienzan a volar hacia los hombres.
Y se estrellan contra ellos.
Eso hace que se arrodillen.
Ante la mirada de todos, el hombre de la pistola la levanta hasta colocársela en la sien.
Es evidente que lucha contra sus propios movimientos.
Aunque su brazo vacila, la pistola no deja de apuntarle y se dispara.
El hombre se desploma.
Los demás hombres corren hacia afuera tambaleándose mientras los muebles regresan lentamente hacia su lugar.
Se escuchan sirenas de patrullas a la distancia.
¿Está bien, señora Aurora?
Creo... Creo que sí. ¿Fue...? ¿Fue Kieran?
Tia mira su teléfono.
Sí fui yo. Pero no solo yo.
Lo de la pistola lo hizo el abuelo para proteger a Aurora.
Y obtener su venganza.
Venganza.
Creo que eso era lo me asechaba.
Lo que hacía que me enfadara siempre.
El abuelo está bien. Él se está yendo ahora.
¿Su cuerpo está aquí? ¿Dónde lo pusieran?
Afuera en la parte de atrás. El suelo de allí es bando y se puede cavar fácilmente.
Allí... Allí estoy yo también.
Tia se levanta y se dirige hacia la puerta, pero su teléfono suena y ella lo mira.
¡No! No quiero que me veas así.
Quiero que me recuerdes vivo.
¡Yo quiero que vivas, Kieran!
Si puedes hacer todo esto, con el teléfono... y lanzar cosas,
Entonces, de alguna forma, también podrías...
¿Quedarme cerca de ti? No lo creo.
Verás, al lastimar a esos hombres.
Perdí el control y mi ira se desbordó cuando miré al abuelo asesinar a ese hombre.
Lo disfruté, Tia. Me sentí muy BIEN.
Tú no eres así.
Yo no era así. Mi verdadero yo.
Pero creo que me convertiré en eso si sigo aquí.
Me tengo que ir ahora, Tia. Ahora PUEDO irme. Tú me salvaste.
Yo... ¡Oh, Kieran, te quiero mucho! Te voy a extrañar tanto.
Yo también te voy a extrañar. Pero... Creo que nos volveremos a encontrar algún día.
Así lo siento, ahora. Sé que volveremos a estar juntos.
Pero ahora me tengo que ir.
Puedo sentir que algo me está llamando y quiero ir.
Puedo descansar en paz.
Otra vez estoy haciendo pucheros como una niña. Pero... está bien. Entiendo.
Adiós, Kieran. Te quiero.
La pantalla se apaga por un momento.
Después una foto parpadea en ella.
Son Kieran y Tia en su última fiesta de cumpleaños.
Ellos se abrazan mutuamente.
Los dos posan para la cámara, sonrientes y felices.
La foto permanece por un instante.
Luego hay un rápido destello.
Y en el teléfono solo quedan tres palabras:
Cerebrito de hámster.
Y finalmente la pantalla se oscurece por completo.
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