La Marioneta - Episodio 2
by Hannah Fornero
Catherine corre hacia el despacho junto con su madre, quien cierra y asegura rápidamente la puerta una vez que están adentro.
Llamaré a tu tía Agnes
¿La tía Agnes?
¡¿Cómo va a ayudarnos ella?!
La madre parece no escuchar las palabras de Catherine, toma el teléfono y comienza a llamar desesperadamente.
¿Agnes? La marioneta se mueve.
Catherine es incapaz de escuchar lo que susurra la tía Agnes.
¡Sí, claro que estoy segura!
Yo misma la vi.
Hay un largo silencio antes de que la madre de Catherine le responda a la tía Agnes:
No estoy segura.
No sé cómo pudo haber pasado, Agnes.
Esta vez, mientras la madre escucha a la tía Agnes voltea a ver a Catherine visiblemente nerviosa.
Sí, por favor, tan pronto como puedas.
Estamos en el despacho. Gracias.
La madre cuelga el teléfono y se frota las manos sin poder controlar sus nervios.
¿De qué estaban hablando?
La madre de Catherine se sobresalta al escuchar la voz de su hija.
¡Oh, Catherine! Me había olvidado de que seguías aquí.
Que tú… ¿qué?
Como sea. ¿De qué estabas hablando con la tía Agnes?
¿Ya habías visto antes esa marioneta?
¿Qué? No. Por supuesto que no.
Solo tratemos de calmarnos hasta que llegue tu tía Agnes.
¡¿La tía Agnes viene para acá?!
¿Para qué?
Catherine, basta de lloriqueos. Ya no eres una niña.
Tu tía Agnes es muy inteligente. Ella sabrá qué hacer.
Catherine suspira resignada y deja escapar un reproche entre dientes.
Sí, solo que la tía Agnes está totalmente chiflada…
¿Disculpa?
Nada, quiero decir que... la tía Agnes es algo distraída, ¿no crees?
Agnes es mi hermana.
Debemos confiar en nuestra propia familia.
Tienes razón.
¡Oh!, extraño a papá.
Él sabría que hacer.
Todavía somos una familia muy unida, Catherine. Aunque tu padre ya no esté.
¡Nosotras debemos permanecer juntas!
La madre sonríe y abraza a Catherine, pero esta se queda pasmada sin devolverle el abrazo.
Anímate, por favor.
30 minutos después, escuchan un fuerte golpe en la ventana.
¡Hay alguien afuera!
¡Escóndete detrás del escritorio!
Yo iré a ver.
Por favor, ten cuidado mamá.
Estoy asustada.
La madre de Catherine se aproxima lentamente a la ventana y levanta la cortina para mirar afuera.
¡Oh!
¡Es tu tía Agnes!
Tenemos que abrirle.
¡Por Dios! Me asusté mucho.
¿Ahora ves a lo que me refería?
¡¿Acaso la tía Agnes no puede usar la puerta como cualquier otra persona!?
Cariño, sabes que es peligroso que salgamos del despacho. Ella nos está haciendo un favor.
Ayúdame a abrir la ventana. Está atorada.
Catherine y su madre empujan la ventana hacia arriba, pero esta no se abre.
No tenemos tiempo para esto.
La mamá de Catherine toma una lámpara que está sobre el escritorio y rompe el vidrio de la ventana.
¡Guau!
¡¿Por qué hiciste eso?!
No podemos perder el tiempo. Ven, ayudemos a entrar a tu tía Agnes.
Sujetémosla cada quien de un brazo.
Catherine y su madre ayudan a la tía Agnes a pasar a través de la ventana.
Una vez dentro, la tía Agnes se pone de pie y sacude su llamativo vestido.
Se ajusta las gafas y verifica que estén en orden los muchos accesorios que cuelgan de su cuello y orejas.
Marie, ¡mi hermana querida! ¡Y la pequeña Catherine!
¡Oh, he estado muy preocupada por ustedes dos!
Qué bueno que me han pedido que venga en medio de esta situación tan delicada.
Gracias por venir, Agnes.
Sé que estas no son… las mejores circunstancias.
Sí, es cierto. Entonces, ¿dónde está la marioneta?
Está encerrada en el armario de Catherine.
¿Y dijiste que puede moverse?
Sí, caminó por la habitación de Catherine.
¿Puede comunicarse?
¡No!
¡Movía la boca!
Pero no pronunciaba ninguna palabra.
Ya veo.
La tía Agnes se queda pensando por un momento.
En medio de aquel silencio, Catherine puede escuchar sus propios latidos retumbando en sus oídos.
La única solución que se me ocurre es destruir la marioneta para siempre.
Pero, ¡¿cómo?!
De repente, un fuerte crujido hace eco por toda la casa.
¡El armario!
¡Quédate donde estás, Catherine!
Agnes sale corriendo del despacho seguida por la madre de Catherine.
Transcurren dos minutos. A Catherine le parecen una eternidad.
Un sentimiento de ansiedad le comprime el pecho. Ella trata escuchar lo que están haciendo su madre y su tía allá afuera.
Pero la incertidumbre se vuelve insoportable, así que les grita...
¿Mamá? ¿Tía Agnes?
¿Están bien?
¿Puedo salir?
Catherine asoma la cabeza primero, y al no ver nada más que el pasillo vacío,
sale del despacho caminando lentamente. Cuando llega a su habitación…
Ella encuentra a la tía Agnes y su madre que permanecen juntas mientras miran hacia adentro.
Cuando mira más allá, descubre que allí está la marioneta, sentada pacientemente sobre su cama.
¡¿Escapó del armario?!
La madre y Anges pegan un salto y voltean desconcertadas al escuchar a Catherine.
¡Catherine! ¡Regresa al despacho!
De ninguna manera, si esta cosa puede derribar puertas, es mejor que salgamos de la casa.
Creo que es una excelente idea, Catherine.
Tú y tu madre deben irse.
Vayan a mi casa.
No te dejaré aquí sola, Agnes.
Marie, lo mejor es que Catherine se aleje de la marioneta tanto como sea posible.
La madre de Catherine asiente con la cabeza y reúne algunas cosas antes de partir.
Catherine no deja de observar la marioneta: está allí sentada, sobre su cama, sin moverse.
Sabes…
Marie, te dije que debes irte y llevarte a tu hija. Ahora mismo.
Vamos, Catherine. Tu tía Agnes tiene razón.
Salgamos de aquí.
La madre toma a Catherine de la mano.
Pero Catherine se suelta…
Entra corriendo a su habitación…
Y cierra la puerta con seguro.
App