En La Escena Del Crimen - Episodio 4
by Catherine Dale
Aurora toma a Tia de la mano y ambas salen por la puerta trasera, cruzan por un terreno lleno de autos desmantelados.
Se agazapan detrás de un coche destartalado.
¿Por qué el abuelo no viene?
Sin duda ellos vieron su camioneta, entonces saben que está en casa.
Si huye, lo buscarán hasta dar con él.
Debemos llamar a la policía.
Tia toma su teléfono, pero Aurora, la detiene.
Escuchaste lo que dijo Zachary.
Él ha estado trabajando para ellos.
Quizás lo HAYAN obligado, pero de cualquier forma lo hizo.
Si la policía los atrapa, él también tendrá problemas.
¡No me importa! Ellos asesinaron a Kieran...
Los mensajes de texto de un fantasma no son suficiente evidencia para que alguien nos crea esa historia.
Solo espero que Zachary no cometa una locura...
Ella se queda callada cuando escucha gritos que vienen desde la casa.
No pueden entender cada palabra, pero alcanzan a distinguir la voz del abuelo Hurley que dice:
"¡Era mi nieto!"
¡Oh, no! ¡Zachary!...
Ella se pone de pie e intenta correr hacia la puerta trasera.
Pero Tia la toma de la mano y la hace retroceder.
En ese momento, escuchan el sonido de dos fuertes golpes que vienen de la casa.
Aurora deja escapar un grito e intenta soltarse, pero Tia la sujeta firmemente de la mano.
¿Qué intenta hacer?
Si va hasta allá y ellos están armados, ¿qué va a HACER usted?, ¿eh?
Aurora intenta decir algo, pero en ese momento la puerta trasera se abre de golpe.
Ambas mujeres se agachan cuando un hombre desconocido aparece.
Él da vistazo rápido alrededor y luego se dirige al enorme cobertizo que está en un extremo del jardín.
Las mujeres se asoman por encima del auto.
Lo ven salir del cobertizo con dos galones de gasolina.
¿Qué está pasando?
Tia comienza a escribir.
¿Puedes ver algo, Kieran? ¿Qué está pasando?
¿El abuelo está bien?
No te muevas de donde estás. Quédate quieta. Esto no está bien.
¿Lo mataron?
Al menos él no sufrió.
Ahora están esparciendo la gasolina por todo el lugar.
Creo que van a quemar todo.
Tia voltea a ver a Aurora.
¿Trae su teléfono consigo? Ya no habrá ningún problema si llamamos a la policía.
Aurora entiende lo que aquello significa y una mueca de pesadumbre le cubre el rostro.
Pero comienza a llamar en su teléfono.
Ella habla con la policía mientras Tia continua enviando mensajes.
¿Qué están haciendo? ¿Todavía no se van?
Están arrastrando su cuerpo fuera de la casa.
Ahora lo están subiendo a la parte trasera de su camioneta.
Supongo que lo llevarán a un lugar donde puedan deshacerse de él.
Van a quemar la casa para no dejar ninguna evidencia.
Pero eso no sería suficiente para quemar un cuerpo hasta las cenizas.
¡Oh, Dios mío! Irán al mismo lugar, ¿verdad?
Al mismo lugar a donde te llevaron a ti.
Si los seguimos, podremos encontrar tu... a ti. Te encontraremos a ti.
Sí, encontrarán mi cuerpo.
Pero es peligroso. Mejor deja que la policía se encargue de esto.
¿Qué podrán hacer ellos para cuando lleguen aquí?
¡No podremos decirles dónde están esos sujetos!
No podemos quedarnos aquí y dejar que se vayan.
Si no los seguimos ahora, ni la policía ni tú podrán encontrarlos.
Eso no importa.
Mamá y papá ya perdieron un hijo, no es justo que te pierdan a ti también. No salgas de tu escondite.
¿Qué tanto puedes alejarte de mí?
¿Puedes adelantarte y decirnos qué rumbo toman?
No lo creo.
Creo que puedo... Puedo sentir al abuelo.
Pero él está tan confundido, tan furioso.
Todas las cosas malas que me atormentan a mí ya se han apoderado de él.
No quiero ir tras ellos. Creo que no debería hacerlo.
De acuerdo. Quédate conmigo y los seguiré a una distancia segura.
No HAY una distancia segura.
Pero Tia no lo le hace caso. Ella voltea a ver a Aurora, quien todavía está hablando por teléfono.
Se están llevando al abuelo, perdón, su cuerpo.
Van a llevar su cuerpo a algún lugar.
Tengo que seguirlos para ver a dónde van. Usted quédese aquí y...
De ninguna manera pienso quedarme aquí.
Ella no puede dejar de llorar y sus ojos se hacen más grandes por el desconcierto.
Pero su voz es firme.
Es evidente que muy en el fondo todavía de le queda algo de valor.
Quizás se desmorone en cualquier momento, pero por ahora consigue controlarse.
Su espíritu todavía está unido a su cuerpo.
Y necesitará que lo ayuden a partir después de sufrir una muerte tan cruel.
Yo puedo ayudarlo.
Pero esos hombres son peligrosos.
Debemos ir en tu auto.
Tú conduce, yo seguiré hablando con la policía para decirles hacia donde nos dirigimos.
El teléfono de Tia suena.
¿Ahora ves lo frustrante que es tratar de razonar con alguien que no te hace caso?
¿Todavía crees que soy alguien que siempre sigue las reglas y nunca se arriesga?
¡No hagas esto por mero capricho, Tia!
No es eso. Solo hago lo que tengo que hacer.
Aurora, tenemos que irnos.
Ellas se arrastran alrededor del capó del auto hacia la entrada de la propiedad.
Se esconden detrás de un pila de neumáticos y ven a un desconocido conducir en reversa la camioneta del abuelo Hurley.
Otro hombre se agacha y sostiene su encendedor sobre el suelo.
Pronto, un sendero de llamas corre por la tierra empapada de gasolina hasta llegar a la casa.
El hombre se queda mirando por un momento para asegurarse de que el fuego lo esté consumiendo todo.
Luego se sube a un vehículo todo terreno de color negro y se retira.
Si ellos se separan, seguiremos la camioneta.
Sí. Seguiremos a Zachary.
Las dos mujeres corren hacia el auto de Tia, se suben a él y comienzan a seguir la camioneta.
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